mitos colombianos

La llorona:

La llorona convertida en el espíritu vagabundo de una mujer que lleva un niño en el cuadril, hace alusión a su nombre porque vaga llorando por los caminos. Se dice que nunca se le ve la cara y llora de vergüenza y arrepentimiento por lo que hizo a su familia.


la patasola :
Habita entre la maraña espesa de la selva virgen, en las cumbres de la llanura. Con la única pata que tiene avanza con rapidez asombrosa. Es el endriago más temido por colonos, mineros, cazadores, caminantes, agricultores y leñadores.
Algunos aventureros dicen que es una mujer bellísima que los llama y los atrae para enamorarlos, pero avanza hacía la oscuridad del bosque a donde los va conduciendo con sus miradas lascivas, hasta transformarse en una mujer horrible con ojos de fuego, boca desproporcionada de donde asoman unos dientes de felino y una cabellera corta y despeinada que cae sobre el rostro para ocultar su fealdad.




el conde sin cabeza:

En la calle Liliova, en el barrio de Ciudad Vieja, aparece cada medianoche un jinete sin cabeza, montado sobre un enorme caballo blanco. Lleva un manto blanco con cruz roja, símbolo de los templarios del convento de Santa Ana. La leyenda dice que le cortaron la cabeza y antes de morir renunció a la religión cristiana. Por ello fue maldecido a no abandonar este mundo, y se pasea con su caballo sujetando la cabeza en una mano. Sólo un joven valiente que se atreva a sujetar al caballo, quitarle la espada al caballero y atravesarle con ella el corazón lo liberará del maleficio

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